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UN DISFRAZ


Así por de pronto me ha parecido adecuado sacar este tema, que siempre bajo mi punto de vista, Virginia en sus primeros conciertos, estaba representando un personaje, un personaje inventado para la ocasión por un señor publicista, que de eso debe saber mucho, pero que no respondía a nuestras expectativas y nuestros deseos para ella.
El publicista catalán Risto Mejide, ideó este personaje para interpretar unos temas creados por él, y de lo cual solo necesitaba una voz adecuada, según su punto de vista, para cantar sus temas, los cuales dormitaban hacía unos 10 años.
En los castings de OT 2008 encontró esa voz en el cuerpecito de Virginia, si por él hubiera sido, se la hubiera llevado en el mismo instante que la escuchó, como así mismo dijo a ella misma el día del casting, cosa que en su momento nos gustó de oír pero a lo que no le dimos demasiada importancia, será mas tarde cuando todas sus palabras toman relevancia, tras el desarrollo de los acontecimientos.
Para esa representación necesita crear un personaje impactante, aprovechando la delicada piel muy clara de Virginia, su pelo negro azabache y sus enormes ojos azules, su talento creativo se puso en marcha y como un visionario realizó un esbozo del personaje a crear, "et voilá"





La voz era de Virginia, sus gestos, su pasión, su sentimiento pero ella no era ella tal como la presentaban, en su momento era válido, ella lo dio por válido, le habían dado la oportunidad de realizar su sueño, grabar un disco, tener sus propios conciertos, ofrecer su valía al mundo, mostrar su capacidad creativa, ya que pudo colar en ese disco un tema compuesto enteramente por ella y otro en el cual ella puso la letra. Nos mostró de lo que es capaz y nos creó ansias de descubrir más temas suyos, de hecho es lo que todos ansiábamos, disfrutar de su trabajo y no del trabajo de otro.
Poco a poco se fue desprendiendo de esa vestimenta que llevaba, de ese exceso de maquillaje, de ese exceso de ornamentos, con los cuales daba realce a su personaje pero no a su persona.
Se nos ha revelando poco a poco la Virginia auténtica, la que queremos con locura, la que deseamos más que a nada, la que nos tiene el corazón robado, la que nos empuja a ir más allá de nuestras propias fronteras personales. Por ella muchos han podido darse cuenta de lo que en realidad son capaces de realizar, yo misma, nunca había escrito ni media palabra y menos compartirla y por supuesto, menos aún defender-la ante nadie.
Aunque en sus 5 o 6 primeros conciertos que fueron los que realizó con banda completa, se ciñó a su disco, en ellos coló algunos temas propios, algunos de ellos tuvimos esbozos estando ella en la academia, como I call your name, otros los creó en muy poco tiempo para poder entregarlos en algún concierto, como Te doy mi voz, que nos dio en su segundo concierto en Luz de Gas -Barcelona, otros los tenía en su ya famosa libreta de sensaciones, como Circus.
Mas tarde sus conciertos se presentaron en formato acústico y reducido, los cuales sus actuaciones se limitaba a un pianista y un guitarrista, re-dibujando en ese instante los componentes del famoso triangulo Labuat. Mientras duró, ese fue bajo mi punto de vista los componentes del triangulo Labuat.
Con el paso del tiempo se difuminó el aspecto gótico del personaje creado y mostró la frescura de una mujer delicada, que nos acercaba su parte más sentimental, más dulce y con más ternura de la que podíamos imaginar.
Se fue quitando gran parte del maquillaje, solo realzando sus labios, en sus ojos la parte justa para realzar sus grandes pupilas azules, en cuanto al vestuario, ni comparación, donde antes había sofisticación y ahora había sencillez y elegancia, digna de una artista con estilo y criterio propio.




Un criterio que ha sabido poco a poco imponer, esta es en definitiva nuestra Virginia, donde la vista va a la par del oído.